Después del Caos surgió Gaia, la Madre primordial. Luego fue Eros, que la impulsó a engendrar un mundo, el mundo: cielos, mares, montañas, bosques… Y entonces Gaia se unió al cielo, Urano, alumbrando a toda una generación de hijas e hijos divinos. Estas diosas de segunda generación son las que aparecen en el círculo mágico de la totalidad, en el útero sagrado de la Gran Madre; son las que rigen los ciclos y los ritmos, la vida y la muerte, el amor y el recuerdo, la generación de nuevos seres en una espiral de alegría cósmica.
Victoria Sendón de León
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